Niño Fidencio
José Fidencio de Jesús Síntora Constantino, mejor conocido como el Niño Fidencio, fue un importante curandero Mexicano. Nació en Guanajuato en 1898. Llegó a Espinazo, en Mina, Nuevo León en el año de 1921. Fue católico y devoto de San José. Fidencio no se desarrolló sexualmente, por lo cual era lampiño y tenía una voz aguda, lo que motivó a que lo llamaran niño.
Sanaba con hierbas, tés y pomadas que él elaboraba. Operaba con vidrios e hilos desde cataratas en los ojos y tumores. También sanaba con agua del “charquito”, al pie del “pirulito” y en el Cerro de la Campana. Para el año 1927 su fama era tanta que gran cantidad de pacientes de Coahuila y Nuevo León llegaban con él en busca de ayuda. Se cuenta que, en 1928, el entonces presidente de México Plutarco Elías Calles acudió con Fidencio a una curación.
Según sus seguidores, antes de morir, Fidencio prometió que regresaría para sanar a los enfermos, lo cual hace ahora a través de sus ministros, denominadas “Cajitas” o “Materias”. Durante octubre y marzo de cada año, la población de Espinazo llega a recibir hasta 70 mil peregrinos que acuden en busca de sanación, el pago de una manda, o por simple devoción a la ahora conocida Iglesia Fidencista Cristiana. Al día de hoy su culto se ha extendido por todo de México y el sur de Estados Unidos.
El 19 de octubre de 1938 Fidencio murió en Espinazo. Su tumba yace dentro de lo que era su casa. Desde entonces es tradición visitarla en marzo, cerca del día de San José y en octubre, cuando se celebra su nacimiento y muerte.
El Niño Fidencio nunca cobró por su trabajo ya que se consideraba sólo un intermediario entre Dios y las personas que trataba.
No son pobres los pobres. No son ricos los ricos. Sólo son pobres los que sufren de dolor
Niño Fidencio